“Os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera.” Cantares 8:4 RVR
Cuánto cuesta esperar ¿verdad? Mucho más si nuestro corazón late al 100 como las hormonas. Por causa de esto, precisamente es por lo que debes esperar, está todo fuera de lugar, no hay proporción alguna o mesura , queremos en esta etapa que todo se dé: los permisos, el dinero, los jeans, el iphone, los reventones, los amigos, los novios, bla,bla,bla…
Pensamos que no es necesario esperar para ponernos prendas que hagan vernos como lo que no somos: mayores, y aunque no va con la edad, ni nos de forma, ni estilo o ni luzca… la usamos. Sin embargo, si sabes esperar, esta prenda lucirá excelente en el momento que tu cuerpo vaya acorde con él, y así es con el amor, no debes anticiparte, en la adolescencia es tiempo de aguardar y de esperar a que tu carácter sea formado, a que tus metas escolares, sueños profesionales y deportivos se desarrollen.
El amor es para cuando ya hayas cumplido parte de los propósitos que Dios tiene para ti: como estudiar, ser formado por tus padres, cumplir deberes y disfrutar ciertos logros, pues el amor, si pudiésemos llamarlo amor (en esta etapa lo llamaría enamoramiento) solo te distraería o lastimaría tu corazón innecesariamente.
Si buscas amor, hay alguien que dio su vida y te amó hasta la muerte y es Jesucristo, en sus cálidas promesas de amor puedes esperar tranquilo (a) hasta que estés listo para el noviazgo o desposorio. No despiertes antes el amor, enfócate, lleva tu mirada hacia donde quieres llegar o quieras ser.
Para que veas lo efímero del amor adolescéntico, chécate estas frases:
“No sé si enamorarme o prepararme un sándwich, La idea es sentir algo en el estómago.”
“Quiero una media naranja que me quiera,
No media cebolla que me haga llorar,
Ni medio limón que me amargue la vida.”
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