miércoles, mayo 16, 2012

#137 Tus dichos


“En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”  Salmos 119: 11  RVR





¿Cuáles son tus dichos? “Antes muerta, que sencilla”, “Mejor sola (a) que mal acompañado (a)”, “El que me la hace, me la paga”, “La chancla que yo tiro, no la vuelvo a recoger”, “No ha nacido el que me ha gritado”, “Ojos que no ven, corazón que no siente”, “Mas vale pedir perdón, que pedir permiso”… bla, bla, bla, existen un titipuchal de dichos o frases que exhiben nuestra forma de pensar o que dan a entender lo que sentimos. La mayoría son simpáticos, pero son sólo sabiduría humana.
El versículo anterior habla todo lo contrario, habla de sabiduría de lo alto, sabiduría que viene de Dios, y del conocimiento que viene de pasar tiempo con alguien que sí sabe amar y que tiene un gran respeto por la persona de Dios y, por tanto, a los demás. Los dichos de Dios te llevan a perdonar, a ser honesto, a no continuar en el egoísmo, a mirar más que la apariencia o a darle a las personas (tus padres, amigos, compañeros, etc.) el lugar que les corresponde en tu vida.
Guardar en el corazón equivale a tener presentes las palabras de Dios en tu vida, no para cuando estés viejito o para cuando te acuerdes, son para cada día; son tu píldora de amor y misericordia que te ayudarán a no lastimar el corazón de Dios y  por consecuencia el tuyo. Las palabras de Dios te ayudarán a no pecar, a no errar, a no apartarte de él y de aquello él que tiene para ti: la vida eterna; así que no sólo  se trata del ahorita y de ti. ¿De qué está lleno tu corazón? ¿No estás cansado o harto de tus supuestas y profundas verdades? Que  ya no tengas tus dichos en tu vida sino Sus  dichos para que entonces si tengas mucha, pero mucha vida de verdad.

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