sábado, mayo 26, 2012

#147 El corazón de David Livingstone


“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.”  Efesios 3:8  RVR







Aunque este versículo es dicho por Pablo en la carta a los Efesios, le queda a la perfección a David Livingstone, de igual forma fue un hombre de fe, además de misionero, explorador y médico. Su corazón por predicar el Evangelio a toda persona, su anhelo de conocer más las escrituras, el amor que le tuvo a África, sus descubrimientos en geografía y botánica… y su inigualable devoción a Jesucristo dejaron huella en el tiempo en que vivió (siglo XIX).

Aunque descubrió regiones nunca conocidas en África, siempre se mantuvo humilde y sencillo, en cada exploración que hacía, sabía que Cristo lo llamaba a compartir el evangelio, pese a que su esposa e hijos murieron en estos viajes de fiebre,  él nunca desistió de su misión. ¡Qué corazón! Más tarde, sin saber por muchos años de él, el periódico New York Herald, solicitó a otro explorador Henry Stanley investigar su paradero. Lo encontró y viajó con él, más tarde Stanley decide regresar, pero Livingstone se queda, para después morir de malaria.

Su corazón fue enterrado en África y su cuerpo en Inglaterra… pues decían que su corazón pertenecía a  África. ¡Wow! Aunque realmente estaba en Cristo, pues él conocía que todo se lo debía a Él –como se lo dijo a Stanley: aquí está el manantial de la fuerza y del poder que transforma. Que Cristo sea nuestro centro y nuestra riqueza para que ahora nosotros seamos quienes anunciemos de sus bondades a toda criatura.




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