"Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos." Isaías 11:3 RVR
Que nadie te cuente como es otra persona, mejor conócela tú. Es muy común tener ideas falsas de las personas, encajonar y relegar a los demás por lo que nos cuentan o vemos en apariencia, a esto se le llama prejuicio y si eres adolescente (aunque nadie esta exento) vives envuelto en ello. Es el pan de cada día: como te ves, que dirán, como se ven los otros, si entran al círculo por lo que se ve o traen puesto... y todo es tan superficial.
El versículo se refiere a Jesús, las cosas que haría él en la tierra -bueno, una parte solamente- una de ellas es que no juzgaría al otro por lo que sus ojos verían y ¡qué padre! porque sino si que estaríamos fritos, toda la humanidad quedaría fuera de lugar. También explica que tampoco haría caso de lo que hablaran los demás de ti o de mi -que bien- imagina que le dieran la voz a tu peor enemigo o a tu mamá enojada -jajajaja-
Cristo no ve las apariencias, ve más allá y va más allá, te ama por ser tú ¡Sí! con el montón de defectos y mala fama que te cargas; él ofreció su vida por ti sin que seas perfecto, no esperó a que le contarán quien eras tú, ya te amó y decidió ir y dar todo por ti. ¿No crees que todos los demás merecen esa misma oportunidad de amor? o el de no ser juzgados por lo que aparentemente se ve. Es tiempo de reflejar este amor a todos los que te topas en esta vida y que no te cuenten, atrévete a conocerlos y hablarles de este gran amor.
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