ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto
es
vanidad.”
Eclesiastés. 5:10 RVR
Se hizo un estudio de “Cómo reacciona
el cerebro a la destrucción del dinero” por University College de Londres, la Universidad de Aarhus de Dinamarca y la Universidad de Turín,
Italia. El estudio consistía en romper
en pedazos billetes de menor a mayor valor monetario y ver la reacción
del cerebro de varios individuos; el resultado mostró que experimentaron una
excitación y ansiedad al ver que los rompían
y que era más intensa esta sensación cuando era más valioso el billete.[1]
Indiscutiblemente, y sin ser muy
profundos, el ser humano ama lo material –creo yo por su propia naturaleza
terrenal- y los investigadores solamente
atinaron a decir lo mismo que la Biblia. El individuo ama el dinero –conste que en esos
tiempos no hicieron tal investigación, simplemente Dios, por ser nuestro diseñador, nos conoce a la perfección
y nos advierte. Este amor al dinero no debe ir más allá, porque te perderás en
su brazos –jajajaja- quizás digas: ¡no importa!¡vale la pena! Ese es el anzuelo
del dinero, parece tan atractivo, asemeja la “felicidad” y aparenta dar todo aquello que el ser humano necesita.
Sin embargo ¿Por qué tanta gente
rica no encuentra su “felicidad”? ¿Por qué lloran por el amor y compañía de
otros? ¿Qué causa que cada vez que obtienen más, menos satisfechos están? La
respuesta es sencilla, el dinero no sacia el espíritu, que es el lugar que Dios
desea llenar cada mañana cuando te levantas, caminas, vas y vienes, te
realcionas, logras cosas… fuiste diseñado para tener una íntima relación con tu
Hacedor, él te saciará y por consecuencia hará que tu vida si de fruto. Por
tanto, considera y reflexiona ¿Cuánto amas el dinero?
[1] Sobre este experimento: http://cienciaen35mm.blogspot.mx/2011/04/animo-es-solo-dinero-y-ademas-no-es.html
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