“Que el justo me
castigue será un favor, que me reprenda será un excelente bálsamo que no me
herirá la cabeza.” Salmos 141:5 RVR
Para escuchar un
regaño se necesita un corazón dispuesto a oírlo. A veces metemos la pata en
donde no debemos y las consecuencias no se hacen esperar -nos castigan- principalmente los padres o maestros y tú ¿qué haces ante ese cuadro? ¿Te
defiendes? ¿Te enojas más? ¿Ahora te entercas y llevas la contraria?
Se requiere de
mucha nobleza en tu interior para poder ver el castigo o la reprensión como
algo bueno o positivo para tu crecimiento y vida. Cambia el enfoque, el regaño
o corrección no es porque te odien sino porque te están haciendo el favor de
mostrarte el camino correcto; muchas veces la rebeldía y necedad no nos dejan
ver el camino a seguir y que nuestros pasos van en la dirección contraria. Dios, en
su amor, puso precisamente a tus padres, maestros o autoridades para instruirte, corregirte y
enseñarte lo necesario para así evitar que cometas errores garrafales.
¿Estás dispuesto a reflejar nobleza? No es tan
fácil ¿verdad?, sin embargo te aconsejo recurras a Jesucristo, quien fue
obediente hasta la muerte y ponga en ti el querer y el hacer pese a tu voluntad y hacer lo correcto. Ya hay
muy poca gente noble, que seas tú de esta estirpe.[1]
No hay comentarios:
Publicar un comentario