“Las cosas
secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, mas las reveladas son para nosotros
y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de
esta ley.”
Deuteronomio 29:29 RVR
En los cuentos de
niños, casi siempre las brujas aparecen con su bola de cristal para adivinar el
futuro o para saber qué es lo que estaba sucediendo y así poder intervenir y
cambiar el rumbo de aquellos a los que
odian.
Sé que estás
ávido de saber que sucederá en tu futuro, quien será tu can chan chan[1]
o conocer el destino de esos chavos (as) que te caen en la punta, pero hay
cosas que sólo le corresponden a Dios ¿para qué saberlas? ¿No es como querer ser Dios? ¿Acaso no es
conocer para tener poder?
Es este afán de
la humanidad por querer controlar a todo y a todos, pero Dios nos enseña en
este versículo bíblico que las cosas secretas son de él y las reveladas son para el
ser humano, suena obvio ¿o no? Es para
decirte: ¿Para qué quieres conocer el
porvenir si lo presente no lo manejas bien? ¿Cómo tendrás conocimiento de lo
que será si hoy no quieres ser lo que debes?
Dios reveló su
profundo amor por ti (y por mí) enviando a su hijo, no para condenarte o
castigarte sino para que seamos salvos ¿de qué? Pues de lo que somos, de nuestra
maldad y seamos libres a través
de él; pero ¿sabes qué? no podemos con esta verdad, entonces ¿para qué saber más? Saber más, te exige más
¿Necesitas una bola de cristal? esto es para los cuentos, basta con la realidad
¿no lo crees?
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