miércoles, febrero 08, 2012

#39 No oigo, no oigo, soy de palo...


“Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal.”
Proverbios 1:33  RVR




No somos de palo, ni tenemos orejas de pescado, pero nuestra actitud es parecida. Dicen que un pez, además de no tener orejas, tampoco tiene suficiente capacidad  de memoria -sólo 3 segundos aproximadamente-, pues pierde todo lo anterior y vuelve a empezar, así hasta que muere. Aunque ya se ha descubierto que no es así[1], la expresión sirve para reflexionar cuanto retenemos y si prestamos atención.
Es importante oír con claridad las instrucciones de los padres, pues te preparan; Dios en su magnífica sabiduría te ha mandado unos instructores que te enseñarán a escuchar, prestar atención, analizar y ser  preciso con lo que haces o te dicen que hagas. Aparentemente no se ve muy ilustrador recibir una orden, pero cada vez que tú escuchas o haces conciencia en lo que se te pide, vas aprendiendo, te vas alistando, y te vas ejercitando a obedecer.
La obediencia es parte de saber escuchar, te evitará regaños, castigos “bateadas de babas” porque harás las cosas bien; entonces estarás tranquilo y confiado de estar haciendo las cosas bien. Jesucristo aprendió a escuchar, seguramente primero lo hizo con sus padres terrenales y más tarde con  el Padre Celestial, no creas que se saltó esta materia sino que la experimentó en carne propia al morir en la cruz por ti y por mí. No hubiera cumplido su propósito en la tierra si se hubiera hecho el sordo; sin embargo hoy está sentado junto al Padre, tranquilo, sin temor del mal, pues ha cumplido todo lo que se le pidió, solamente por saber escuchar. Wow

No hay comentarios:

Publicar un comentario