“En el año en que
murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus
faldas llenaban el templo.” Isaías 6:1 RVR
Isaías nos dice
que murió el rey y que al morir este, él pudo ver a Dios en toda su gloria. Tal
vez por admirar al rey no podía ver la grandeza de Dios. Uzías
fue un rey muy poderoso e ingenioso, era muy difícil no admirarlo [1]así que se apantalló con su personalidad y hechos.
¿Y tú? ¿A quién admiras? ¿Ël o ella te permite ver la gloria de Dios? ¿Te estorba para reconocer la grandeza de Dios? Muchas veces nos vemos deslumbrados por el hombre y sus obras, pensamos ¡wow! Yo quiero ser como él, entonces, hacemos al hombre secretamente un ídolo. . Es que canta padrísimo y se mueve genial, sabe hablar como nadie, ha hecho cosas inimaginables,bla, bla,bla... Si debes reconocer los talentos o el ingenio que tienen, pero aún más reconocer de quien provienen –pues Dios se los ha dado a los hombres a cada uno- Jesucristo derrama de su amor, gracia, misericordia, paz, justicia, prosperidad, etc. sobre el hombre y solamente él merece la gloria.
Que no te apantallen, Dios es más que toda obra u acción que el hombre pueda hacer. Jesucristo lo llena todo.
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