“Me he consumido a fuerza de
gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis
lagrimas.” Salmos 6:6 RVR
Dos mil 115 jóvenes, entre los 10 a los 29 años, se
suicidaron de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía en el 2008[1].
Ouch¡ ¿Cuál es la causa de tantas muertes? ¿Crees que encontraron salida a su
problema? ¿Serán los únicos que realmente sufren? ¿Cómo le hacen otros para sobrevivir?
Es una realidad que el ser humano
vive situaciones adversas, difíciles o contrarias a las deseadas; muchos viven
situaciones tal vez hasta infrahumanas (otras imaginarias), pero no justifica
su muerte. Para ti qué lloras, te animo, levántate, que no te consuma el dolor,
que se forje tu carácter, supera tu pérdida, una mala relación o la falta de
comprensión. No debes olvidar que nunca estarás solo, tienes a un Dios Padre
que te ama, que anhela profundamente que seas feliz, que le duele que todas las
noches llores, y vivas esa profunda soledad.
Cuando el ser humano olvida que
no está solo, busca irremediablemente salidas alternas equívocas; la verdad es que
no estás solo, y no lo digo yo, sino Dios lo asegura y él no miente. Al igual
que el salmista de estos versículos llora y pide a Dios, pero también tienes que CREER que
él te escucha. Si eres tú o un amigo (a) que vive una situación así, quiero
decir que hay una alternativa: Jesucristo, puede haber otras, pero él es
suficiente, clama a él y él siempre responderá.
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