“Mejor es que no prometas, y no que
prometas y no cumplas.” Eclesiastés
5:5 RVR
¿Qué onda con el compromiso? ¡Ya
no hay!… tenemos amigovios que ni son amigos ni novios sino todo lo contrario;
hay amigachos (as), o sea, no son amigos (as), pero si gachos (as). Ya no hay
matrimonios sino parejas con "derechos de", pero no con compromiso. Eres y no
¿se puede?
Ya no existe el compromiso con tu palabra, con la amistad, con el matrimonio,con los valores, en el trabajo, con la
vida. ¿Cuál es el resultado? Un montón de gente herida y sola. Se supone que
esto es lo que pretendía librarse la falta de compromiso: evitar futuras
rupturas y por tanto, corazones heridos; pero es peor porque ahora estás
lastimado por algo que ni existió.
Ahora qué ¿estamos locos? Las
cosas que hagas sin compromiso son patrañas, menjurjes[1]
que el hombre inventa para su comodidad, sin embargo, en las relaciones
personales, esto no puede ser; eso de
dame para ver si luego te doy, no es una buena inversión; o doy mientras me
sienta bien, ¡ups! Eso es tan incierto y volátil como el gas. Toda relación es
de dos sentidos, de ida y vuelta; cada relación merece lo mejor y Dios lo sabe
y lo hace, nunca da a medias, da a manos llenas, su amor, su vida, su propósito en
ti, su compromiso llega hasta la muerte en la cruz.
Hazte compromisos reales con la
gente que te rodea, con la sociedad, con tu país, con el planeta y verás que al
menos uno sabrá de lo que hablas y haces… Dios es el primero. Así que cuida lo
que prometes y al rato no te veas comprometido (a).
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