Romanos 4:18 RVR
Esta mujer guardó una porción bíblica en su ropa interior
para sobrevivir en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
El trato o maltrato que recibió, el hambre, la prisión, fue por causa de esconder
a judíos en casa, y sólo pudo soportarlo por la Palabra de Dios: la Biblia.
Ella supo que su vida y su salvación venían de Jesucristo; en los campos de concentración,
junto con su hermana, compartió a muchas mujeres judías del amor de Dios en
momentos tan carentes de esperanza y en condiciones infrahumanas; ella creyó y habló
de luz y esperanza.
Escribió un libro titulado The Hiding Place (El lugar
secreto) contando sus experiencias y su milagrosa liberación y más tarde The
Tramp of the Lord; se dedicó a predicar por todo el mundo, contando sus experiencias
y del perdón, pues cuenta que una vez tuvo que estrechar la mano de su verdugo
más cruel en Ravensbrück y perdonarlo. Esta fe le ha permitido ser madre espiritual de muchas gentes como Abraham.
Ninguna de estas generaciones (puedo equivocarme y si es
así, házmelo saber) ha sufrido la calamidad de esta mujer, más Corrie nunca
desfalleció, su fe, le permitió creer esperanza contra esperanza, porque hoy en
día pataleamos, lloramos, hacemos berrinchitos por mucho menos. Ella creyó en
su Salvador y fue salvada; tú mira a Jesucristo, los padecimientos son
pasajeros, mas su amor y ayuda para toda la vida.
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