“… y tomó de su fruto, y comió…” Génesis 3:6
RVR
La mayoría ve a la manzana como el fruto de la tentación,
erróneamente se ha aprendido que en el huerto del Edén, cuando Eva fue motivada
por la serpiente a comer del fruto del árbol
del bien y el mal, lo hizo con una deliciosa manzana ¡y roja! Pero, como leíste en el texto con que inicié,
no dice que era una manzana, o higo, o pera, o naranja, sino solamente un
fruto. No era una manzana, pero si pecado ¿cuál es el fruto que te atrae?
Desgraciadamente el fruto de la desobediencia de Eva los
sacó del bello jardín del Edén; mas gracias a Jesucristo podemos esperar y anhelar un hermoso lugar, mucho mejor que el Edén. No importa la
forma del fruto o color, sino que obedezcamos y sólo tomemos de lo que nos es
permitido. Principalmente tú, si eres joven (aunque el ser adulto no te exenta
de esto) la tentación a desobedecer se da a montones. Reconsidera y no comas
del fruto equivocado.
Participa no sólo de un buen fruto, sino de los mejores
frutos, ¿cuál te gusta? Está el fruto del amor, del gozo, el de paz, el que
nadie quiere: el de la paciencia, el de la bondad o el de la mansedumbre.[1]
Todo lo que se perdió en el Edén porque a “alguien” se le ocurrió comer del fruto
equivocado y pecar (que te aseguro que
tú o yo hubiéramos metido la patota de igual forma), ahora lo hemos recuperado
a través de Jesucristo, él no fue desobediente, sino obediente hasta la muerte
y muerte de cruz.[2]Así
que, ven a él y recibe perdón, vida y mucho, pero mucho fruto.
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