“Mas ellos dijeron: no beberemos vino; porque Jonadab hijo de Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis jamás vino vosotros ni vuestros hijos; ni edificaréis casa, ni sembraréis sementera, ni plantaréis viña, ni la retendréis; sino que moraréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis muchos días sobre la faz de la tierra donde vosotros habitáis.” Jeremías 35:6-7 RVR
Los recabitas son un pueblo del tiempo de Canaán que siguieron
y ayudaron al pueblo de Israel cuando
entraron a la tierra prometida. Eran conocidos por estar en contra del
sedentarismo, es decir, no habitaban formalmente en algún lugar, pues eran
nómadas, y rechazaban el tomar vino por causa de que necesitarían establecerse,
pues la agricultura así lo requiere. Esta idea fue dada por su padre Recab, les
dio esa instrucción y la cumplieron hasta donde se tiene registro, pues no se sabe
más de ellos después del cautiverio de Babilonia que sufrió Israel.
Los recabitas fueron admirados ( y aún en día lo hacemos)
por cumplir la promesa que le hicieron a su padre, Dios mismo mandó al profeta
Jeremías para que viera como ellos a pesar de que les ponían tazas y copas
llenas de vino, se rehusaban a tomarlo por la promesa hecha. Su respeto por una promesa les valió ser
mencionados en el libro más famoso: La Biblia; Dios reconoció esta virtud en
ellos y que al pueblo de Israel le faltaba. ¿Cuántas veces nosotros no somos así?
Hacemos promesas y nos retractamos o como que se nos olvidan…mas Dios tiene
presente cada promesa y cada pacto que hacemos ya sea ante él, ante nuestros
padres, ante los amigos o ante la nación.
Tal vez no seas un recabita, pero si sé un hombre (mujer) de
palabra, realiza todos tus pactos, tratos y promesas, México necesita gente de
este tipo, el planeta clama por gente de esta calidad y Dios los busca con
detenimiento… Te invito a que tú seas de promesas cumplidas.
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