“Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones,
haz obra
de evangelista, cumple tu ministerio.”
2 Timoteo 4:5 RVR
Policarpo fue un discípulo de Juan, quien a su vez fue el discípulo
amado de Jesús. Así que tenía información muy fresquecita del Señor Jesucristo. Su labor
en la iglesia fue importante, hizo su trabajo al defender a la iglesia de toda
enseñanza extraña y diferente a la que Jesús dejó en los Evangelios, por ello
fue torturado y muerto en la hoguera, se dice que al pedirle que negara a Jesús
él dijo: “Ochenta años he servido a Jesús y nunca me ha hecho daño ¿cómo he de
negar a mi Señor?” [1] ¡Wow!
pudo ser librado, pero eligió soportar las aflicciones y morir por su fe en Cristo.
Ya no hay de estos hombres o mujeres, la mayoría se rajan
cuando sus intereses personales se ven afectados, muy pocos toleramos el dolor,
checa que me estoy incluyendo, no sabemos soportar las aflicciones, parecemos “nenas”
y nuestras convicciones cambian si nos conviene, entonces no podemos terminar
la obra de Cristo y pues mucho menos cumplir el ministerio que Dios nos pide
que hagamos. Realmente ¡ups! con mucho pesar.
Te animo, a ser firme en lo que crees; ser sobrio, no
solamente es no estar alcoholizado, sino estar en tus cinco sentidos convencido
de lo que haces y crees… qué más puedo decir… hasta me siento avergonzada de
leer esta poción bíblica y de la labor de este hombre: Policarpo, quien sólo
deseó obedecer hasta la muerte a su Señor Jesucristo. Cumplamos con Dios en
todo.
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