de Job, cuando el hubo orado
por sus amigos; y aumentó al
doble todas las cosas que
habían sido de Job.”
Job 42:10 RVR
Cuando leí este versículo, lo primero que pensé fue: No me
gusta la idea, pero si la consecuencia. ¿A poco no? Casi siempre es así,
nuestra naturaleza se inclina a lo más fácil, lo que requiera menos esfuerzo y
que afecte menos… suena cómodo, pero el fruto será igual, pobre y raquítico.
Job decidió perdonar, hacer a un lado todo aquello que le
hicieron sus amigos, los bendijo y ¡sopas! le vinieron encima las bendiciones,
eso sí me emociona; sin embargo no creo que le haya sido sencillo, pues perdió
todo, se quedó sin hijos, su mujer sobrevivió -pero amargosa, estaba súper
enfermo y sus cuates al principio, bien buena onda y después lo criticaron. Sí
que debemos imitar este corazón.
El secreto de Job es que siempre confió en Dios, supo que él
lo entendería, que tenía detrás de todas estas desgracias, un gran propósito
para él. Y como su confianza estaba en Dios y no en las riquezas o personas,
pudo desprenderse de esto y orar sinceramente. ¿Cómo ves? Aunque sólo gustes de las buenas consecuencias, siempre
recuerda que estas son producto de
obedecer los mandatos de Dios.
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