estima
el fruto del vientre. Como saetas en mano de
valiente, así son los hijos
habidos en la juventud.”
Salmos 127:3-4
RVR
Tú eres una gran herencia, cosa de estima, un fruto deseado,
una saeta (flecha)… sólo por ser hijo. Cada característica que lees en este Salmo,
muestra que no eres cualquier cosa, ser herencia conlleva que cargas con todo
un valor familiar y el orgullo de la casa; si eres de estima es porque eres
valioso, eres el producto de un amor (muy esperado) y por último, eres un arma.
Representas mucho aquí en la tierra, no permitas que nada te desvalorice, al
contrario que las adversidades te perfeccionen.
Jesucristo también fue hijo y fue el orgullo de su Padre;
conocía quien era, de quien procedía y lo que su Padre esperaba de él. ¿Tú
sabes quién eres? o ¿de quién procedes? ¿sabes que esperan de ti? Quizás aún no,
pero ve tratando de descubrir las respuestas. Tendrás algunas deficiencias o
muchas, pero ninguna se compara con lo valioso que eres para Dios y para tus
padres. Disfruta ser un hijo, pues eso eres, y se espera de ti mucho, porque
eres mucho… muy deseado, muy amado, muy esperado, muy estimado, muy valioso…
Sólo crece cumpliendo con lo que se te pide, has sido enviado
a esta tierra a ser un arma; aunque no para que te pongas a surtir a medio
mundo, sino para que bien dirigido des al blanco; no olvides que la dirección
la dan los padres y la bendición la da Dios. Dios te mira más allá de tus carencias,
y te ama -como tus padres, así que corresponde a ese gran amor cumpliendo tu
papel de hijo.
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