domingo, mayo 20, 2012

#141 Palabrotas




“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal,      
para que sepáis como debéis responder a cada uno.” 
Colosenses 4:6   RVR






A veces cuidar lo que dices no siempre es muy cómodo, si estás acostumbrado a decir lo que te venga en gana, oiga quien oiga,  en el lugar que sea… sin importar si ofendes y lastimas. Por supuesto que es cuestión de tus hábitos, de cómo fuiste enseñado(a) o de la moda que te agarres por estar en la adolescencia.  Tampoco te digo que seas todo acartonado(a) y falso(a) porque sería estar en otro extremo, me refiero a que todo lo que expresas nace del corazón, ya sea limpio y sano o de todo lo contrario.

Cuando Jesucristo habló a la gente siempre tuvo la palabra oportuna, dijo palabras de amor, unas de ánimo, otras con dolor y hubo varias con tal autoridad que te dejan con la boca abierta. Y para decir lo que quería, nunca utilizó palabrotas, ¿sabes a qué me refiero verdad? -no te hagas- me refiero a las groserías, a las mal intencionadas, a los albures, a las que ofenden. No necesitas recurrir al lenguaje de “carrocería pesada” para decir mucho o lo necesario, sino ser acertado para responder a tus cuates, maestros o familia.

Que tus palabras diarias sean útiles para quienes están conviviendo contigo; si te agreden que Dios te ilumine para dar la respuesta correcta; el verso inicial menciona que tu palabra debe ser sazonada con sal; o sea, sabrosa, para que al decirla no ofenda y lastime el corazón de nadie; y no porque quieras impresionar, sino porque desde adentro de tu corazón hay ese cuidado de tener los pensamientos e ideas correctas de las personas, de la vida o de las circunstancias ¿y sabes qué? esa perspectiva sólo la da Dios… imita a Jesucristo, él nunca fue un barbero,  pero tampoco un fantoche, siempre supo que decir y no necesitó de palabrotas ¿o no lo crees así?. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario