"A algunos que dudan, convencedlos." Judas 22
RVR
Incitar a alguien
a hacer algo o hacer que alguien cambie de opinión requiere de mucho verbo
-jajaja- o de rollos bien estructurados, al menos eso creemos, para poder
convencer a alguien. Blaise Pascal[1] fue un matemático, físico,
filósofo y escritor que aportó mucho a la ciencias, y su mente abstracta aún
así quiso saber del cielo, del más allá o que hay después de la vida
terrenal.
El no necesitó de que nadie lo convenciera de creer en Dios,
firmemente estaba convencido que existía la vida eterna; de hecho el único que
nos convence de su existencia y de nuestra maldad es Dios a través del Espíritu
Santo; entonces quien estaba hablando a su corazón era Dios, pues después de
lograr grandes avances en las matemáticas y la física, dejó esto al
experimentar un encuentro personal con Dios.
Una vez escribió: “Prefiero equivocarme en un Dios que no existe,
que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay
nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si
hay algo, si hay alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo.” Si
que tenía sus dudas Pascal, pero también decidió inteligentemente, pues no
rechazó el gran amor de Dios. Nada lo hizo cambiar de su convicción, aunque
padeció una terrible enfermedad de las piernas y tener amigos racionalistas y
ateos como Friedrich Nietzsche o enemigos como Voltaire. Dios convence a cada
uno y no le importa cuán pensador o simple que sea el hombre, él nos ama por
igual.
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