"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que
y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida."
1 Juan 1:1 RVR
Muchas cosas que hoy sabes, las das por sentado; es decir, por verdad porque todos lo hacen o dicen que son verdad. Por ejemplo: Crees que hay un país llamado Australia, aunque nunca has ido a este país, como hay mapas o te han enseñado en geografía de su existencia, das por hecho que existe; si han encontrado una nueva especie de pez o extraños seres marinos, aunque no lo hayas contemplado en primera persona, lo creerás porque está en la TV o Internet o si todos dicen que La Iliada la escribió Homero, y así te lo enseñan en la escuela, no sólo lo creerás, sino que lo publicarás como verdad, aunque no sea así.(Como nota te pido que investigues sobre esta obra que se le atribuye a Homero, pero no están seguros).
Si en estas condiciones de conocimiento estamos, no sé porqué cuestionamos tanto la Palabra de Dios, no sólo dudamos y ponemos en tela de juicio que Dios habla, sino de la propia existencia de Dios; aquello que te rodea y eres no es hecho de la casualidad o del tiempo, eres y es la creación un diseño tan bien pensado que continúa reproduciéndose milagrosamente, pese a ti y a mi. ¿Quién puede hacer esto? La casualidad, la coincidencia o la probabilidad no tiene tal consistencia, ni propósito; sin embargo, dudamos insistentemente de el Creador del universo.
Este versículo con el que inicié, manifiesta que el Verbo (que es Jesucristo) estuvo con los discípulos, lo vieron, lo oyeron, lo palparon ...¡qué impresionante! haber platicado, convivido o intercambiado una mirada con la Verdad, hecha persona, a través de Jesucristo, debió haber sido impresionante, por ello no pudieron callar los apóstoles, compartieron esta Verdad al mundo: la salvación vino a la tierra porque Dios ama al niño, joven,adulto, anciano, al ser humano, en pocas palabras y que desea rescatarlo de lo su maldad ¿Quién hace esto? Sólo un Dios de amor, acércate a él y de primera mano experimenta su amor y salvación aceptándolo como Señor en tu vida y corazón. Vívelo.
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