“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Mediten sobre sus caminos” Hageo 1:7 RVR
Cuando vas de prisa, no tienes tiempo para considerar si estás haciendo las cosas bien o mal. Se te caen las cosas, se te olvidan otras, te tropiezas, te malhumoras, todo te pasa, bueno hasta un burro se te cruza[1]… y así pasan los días. No vivas de prisa, date tu tiempo para pensar y pon, al menos un poco, atención a lo que haces.
Cuando se es
joven gustamos del ruido, de risas, ir y venir, decir, gritar o hasta llorar,
pero no meditamos, con esto no digo que no puedes disfrutar o que seas el
pensador del siglo, sino que reflexiones sobre lo que haces, porqué gritas,
lloras o te quejas y sobre todo que
pienses que dice Dios de ello.
Meditar es aplicar con profunda atención el
pensamiento en algo o aplicar la inteligencia para conseguir ese algo. La
Palabra de Dios, la Biblia, es la mejor palabra para meditar y saber que piensa
Dios, si tus pensamientos son erróneos te mostrará la manera correcta y sana de
usarlos o cambiarlos. Estar continuamente meditando en ella (la Biblia, no la
chica (o) de la esquina) hará que
discurras o reflexiones de lo que sí es importante, además de la chica (o).
Hay una gran cantidad de pensamientos en una
cabecita, ¿cuántos pensamientos habrá en todo el mundo? ¡Uf¡! Innumerables, mas
Dios conoce todos. Y hay variedad, de todos colores y sabores, correctos,
crueles, obscenos, tiernos, incrédulos, ingeniosos, suicidas, necios, locos,
nobles, nuevos, complicados, egoístas, perversos, creadores, bla,bla, bla… y
todos muestran quiénes somos y como son nuestros caminos; por tanto como dice
el versículo con que inicié: medita en tus caminos y considera a Dios en ellos. Supervale la pena.
[1] Lo digo por experiencia propia, un día rumbo al
trabajo (y se me hacía tarde), literalmente se plantó un burro en la avenida
que se quitó hasta que se le dio la gana; por supuesto llegue tarde a mi
destino.
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