“Es necesario que él crezca, pero
que yo mengüe.” Juan 3:30 RVR
Orando una vez en grupo, pedí por
mis amigos Vic y Karis, mi oración fue
así: -Señor que Karis mengüe, que Vic mengüe… lo demás fue un ataque de risa,
mis amigos me reprocharon:- no somos Mengüe; entonces, ahora yo me ataqué de la
risa. ¿Qué es mengüe? Viene del verbo menguar, que es hacerse menos, disminuir,
mermar, ser escaso, pobre, carente, sin honra o aminorarse para que el otro
crezca.
Este verbo no se aplica en esta
tierra, es inusual, la mayoría quieren ser más y hacer menos al otro, sino es
que hasta pisarlo para que desparezca. Este mundo necesita desesperadamente
gente que mengüe, que muera a sus ganancias, a sus conveniencias, a sus intereses; pero ¿qué surgiría? Juan
el Bautista[1](quien dijo este versículo) sabe que quien debe surgir es Jesucristo, crecer y ser antes que su humanidad.
Todos deberíamos apellidarnos Mengüe, dejar que Jesús viva en nuestros corazones, entonces, les aseguro que sería un mundo mejor, cumpliríamos amando a nuestro prójimo, habría menos hambre, menos guerras, menos racismo, menos pobreza, menos dolor, menos discriminación, menos corrupción, menos esclavitud, menos oposición, menos… es necesario, para ser más por Él.
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