avaros,
vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos,…”
2 Timoteo 3:2
RVR
Leyendo un poco de la historia de México, me topé con este
dato curioso: Santa Anna, un presidente de México, al perder su pierna en una
batalla, hizo un tremendo funeral a su pierna, asistieron gente ilustre y del
pueblo por la novedad de tan inusual entierro[1]
¿cómo ves? ¡Qué loco!
Así te encontrarás gente, extrañas, extravagantes o amantes
de sí mismas; aunque yo quisiera aclarar que estoy de acuerdo con la diversidad
o pluralidad, pero hay cada caso que me impresionan por sus locuras; en fin, hablamos de la pierna de Santa Anna y que
deberás tener cuidado con lo que ves o hacen otros, las generaciones se trastornan
cada vez más y hacen cosas increíbles, cosas que yo creo que si sus padres se lo
pidieran ni las harían.
El versículo antes mencionado fue escrito antes que Santa
Anna naciera, o tú, o yo, pero es real o vigente para este tiempo, parece que
sabía lo que venía ¿no? Es una característica de la Biblia, ella te advierte,
te enseña y guía, ¿Este presidente era
amante de sí mismo? ¿Vanaglorioso?... pues él ya no está, pero que hay de los
que estamos aquí, tal vez no enterramos nuestra pierna con todo y pompa, pero
si hacemos gala de vanidades, orgullo, desobediencias a nuestros padres que el
entierro se queda corto… no seamos amantes de nosotros mismos, seamos como Dios
que amó de tal manera que entrego lo más amado a su Hijo.
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