“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,
pues, Dios en vuestro cuerpo y en
vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
1 Corintios 6:20 RVR
Si te preguntarán ¿Cuál es tu propósito en la tierra? ¿Qué
contestarías? Creo que habría infinidad de respuestas: ser feliz, ayudar a la
gente, casarte, ser un excelente hijo (a), terminar tu carrera, ganar mucho dinero, ser
presidente…bla, bla,bla…las mil y una ocurrencias –jaja-.
A pesar de que cada respuesta tiene algo de certero, no es
la atinada. El propósito o el objetivo de tu vida en esta tierra es glorificar
a Dios, ni más, ni menos. Nada para ti, nada para el otro, es para Dios. ¿Por
qué? ¿Y por qué no? Él te dio la vida, te formó desde el vientre de tu madre,
ha permitido que cada mañana despiertes, te ha rodeado de una familia o un
hogar, te ha dotado de inteligencia y de dones que puedes emplear para sobrevivir
o convivir, te ha otorgado a su Hijo, para que tengas salvación y vida eterna,
ha enviado al Espíritu Santo para que te aconseje, ayude o aliente en esos
tiempos en que vives en la tierra, y que cuando partas al cielo tenerte una
morada para ti, si le has seguido.
Todo te lo ha dado él, todo proviene de él, él te otorga cada año de existencia ¡Cómo no glorificarle!
¡Cómo no agradecerle! Que Dios sea el centro de tu vida y que cada acción tuya
le de la gloria a Dios y sea un recipiente de Su amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario