“Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo, y a la no
amada, amada. Y en lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío, allí
serán llamados hijos del Dios viviente.”
Romanos 9:25-26 RVR
La insistencia de Dios en el ser humano es decirle que le
acepta y que le ama. Pero muy pocas veces hay eco en esto, se atraviesa una
circunstancia que te afecta e inmediatamente te sientes solo (a) y abandonado
(a), a veces parecemos caza desgracias. Enfócate en creer que Dios te ama y que
le perteneces, por tanto, verá por ti.
El pueblo de Israel, frecuentemente tenía estos momentos
locos y se olvidaba de Dios, cualquier circunstancia le afectaba, que si era
mucho caminar por el desierto, que no había agua, que no habían comido carne,
que tenían miedo, que era muy difícil entrar a la tierra prometida, que si su
dirigente se equivocaba, bla, bla, bla… situaciones feas nos sobran ¿verdad?
Sin embargo Dios continuó amándolos, ayudando, mandándoles alimento o agua,
diferentes líderes, poseyeron la tierra prometida… ¿no crees que esto es amor
del bueno?
Sí es amor del bueno y es eterno, arrepiéntete de tus
quejas, de tu corazón poco agradecido y siéntete profundamente afortunado por
ser amado(a) , ser pueblo suyo y sobre
todo hijo(a) de un Dios viviente porque
no está muerto, está al tanto de ti y de todo aquél que clama a él.
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