lunes, abril 23, 2012

#114 Yo también




“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
2 Pedro 3:9  RVR

Enclaustrado en su cuarto por días, lloraba este predicador por su hijo muerto en uno de los arrancones en los que participaba… ahora su padre veía el reloj con angustia cada minuto y segundo que pasaba gritando: ¡Mi hijo está padeciendo en el infierno! Yo tuve la culpa ¿Dios por qué lo permitiste?
No sabría humanamente que decirle a este hombre si yo le hubiese conocido (porque fue una historia real contada por otro amigo), el simple hecho de que un hijo muera no es sencillo; tal vez aún no tienes hijos, pero la ausencia de alguien tan querido conmueve nuestras entrañas y corazón, mucho más si sabes que no está donde debería de estar- el cielo- y que tú seas parte de la culpa, peor ¿no lo crees? Sin embargo Dios sí supo que decirle.
Ya pasados algunos días, sin comer, sin querer ver a nadie, a oscuras, llorando ante Dios la falta de salvación de su hijo, doliéndose a cada segundo…Dios le dijo: Yo también. Yo también sé que es perder a cada segundo un hijo en las llamas del infierno, perdiéndose porque no han querido recibir mi amor… por más que envío  palabras y señales no me escuchan…Yo también sé que es perder a un hijo. Este hombre se paró, limpió sus lágrimas y se convirtió el predicador más esforzado por compartir a cada joven la salvación que necesita y no rechazar el llamado de Dios. Porque Dios nos ama y también sabe lo que es el dolor. Recíbelo hoy en tu corazón.


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