" Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad." 2 Corintios 12:9 RVR
¿Cuántas veces no has sentido ganas de desfallecer y dejar todo botado, pero continuas? o ¿Cuándo piensas en todo aquello que viviste y ni sabes como la libraste? En verdad, ni sabemos de donde sacamos fuerzas, pero estamos de pie. Yo quiero recordarte de donde sacaste ese ímpetu, salió de Dios, de su infinita gracia que no permitió cayeras o desfallecieras.
De pura gracia vives, respiras o eres; pues la gracia es un don o un regalo que no se merece, mas a Dios le place darlo. No puedes hacer nada para ganarla, te faltaría vida, dinero, tiempo...nada puede comprarla, ni tus obras cochinas -jajaja- es decir, aquellas cosas buenas que hagas para ganar puntos, ya sea con tus padres o con Dios. La gracia se caracteriza por ser un favor gratuito e inmerecido que da Dios al hombre y ser salvo.
¿Salvo? Tal vez te preguntes de qué, pues de todo lo que como humano eres, fallas y te equivocas; por tus mismas fuerzas no podrías darte vida, ni podrías sostenerte ante el Dios del universo, el hombre es tan pequeño e insignificante, que pasarías desapercibido ante su grandeza... mas Dios te conoce por nombre, te da vida, te ama, bendice y puedes disfrutar de todo. No vives de tu grandeza, ni de tu poder humano, sino por la gracia que pone sobre ti cada día. Tu debilidad le permite obrar, así que no te desanimes sino que te baste él.
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