“Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen
necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en
paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha?” Santiago
2:15-16 RVR
Al ver este cuadro sólo nos quedad decir ¿y yo me quejo?
Cuando dejamos de ver nuestras necesidades podremos dar a otros ¿Cuántas cosas
tienes de más? ¿Qué ropa tienes en tu closet y nunca las usaste porque ya no te
gustaron o no te quedaron? Reflexiona ¿realmente necesitas esos tenis de marca?
¿Hace cuánto no ayudas a un necesitado? Es más, ¿te ha dolido la condición de un pordiosero?
Deberíamos estar hastiados de nosotros mismos (yo quiero, yo
deseo, yo opino, yo pienso, yo espero, yo necesito… bla,bla,bla… ) y dejar de
cuestionar a Dios con preguntas tan obvias: ¿Por qué hay tanta gente muriendo
de hambre? Pues porque hay demasiados “YO”
en el planeta que no pueden pensar
que hay cabida para alguien más. Despréndete
de un poco de lo que Dios te ha dado, y por primera vez piensaaaaa en alguien
que no seas tú.
Jesús bendice a los que ofrecen agua a sus pequeñitos, un plato de sopa, una
oración… haz algo por otros, agradeciendo así la infinita bondad de Dios que te
permite tener y gozar de tus cosas: una cama, una vestido, una casa, una
computadora, un baño, un “algo” que otros no tienen. Tal vez no estés tan
necesitado como piensas; mirar y agradecer te hará reflexionar cuán rico eres y
qué tú puedes bendecir y actuar hoy ¿no lo crees?
Esta muy intenso
ResponderEliminar