“…Si él así maldice, es porque Jehová le ha dicho que
maldiga a David. ¿Quién, pues, le dirá: ¿Por qué lo haces así?... Dejadle que
maldiga, pues Jehová se lo ha dicho. Quizá mirará Jehová mi aflicción, y me
dará Jehová bien por sus maldiciones de hoy.”
2 Samuel 16: 10-12
¡Wow! ¿Serías capaz de reaccionar así ante la agresión de
otro (a)? Dejar que te maldigan y
esperar a que Dios pelee por ti requiere de mucho carácter, la cuestión es que
muy pocos contienen este ingrediente. David aprendió a tener carácter, dominio
propio, templanza y saber esperar en Dios.
Jesucristo, siendo el Hijo de Dios, de igual manera no se
aferró a su deidad, sino que renunció a ella, recibió humillación, golpes,
maldiciones, burlas y la muerte con el único propósito de obedecer y hacer la
voluntad de su Padre. ¡Qué ejemplo! Es todo un reto hoy en día responder con
esta actitud ante un mundo hostil, difícil y duro, pero a su vez, este mundo
está carente de esta clase de personas, dispuestas a dar la otra mejilla, a amar
a su enemigo, a dar una palabra mansa, a no querer vengarse y no hacer el mal
porque le hirieron.
¿Cómo reaccionas? ¿Qué necesitas para responder como Cristo?
¿Qué tiene David que tú no? La profunda relación que tenían con el Padre es la
respuesta, su relación era tal que sólo podían ver las cosas como Dios las ve. Jesucristo
es nuestro máximo ejemplo de amor, carácter y obediencia, sigamos sus pasos.
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